Confieso que no he podido seguir íntegramente el debate en el día de hoy y prometo empaparme mañana de lo que cuenten las distintas publicaciones que lleguen a mis manos. He visto y oído parte del mismo. Yo siempre había pensado, y hasta ahora es lo que más o menos había visto en ediciones anteriores, que el debate sobre el estado de La Nación era ese marco donde un presidente del gobierno hacía un balance sobre su gestión en el último año al frente del ejecutivo, donde un presidente del gobierno exponía sus grandes proyectos para el futuro, a corto y medio plazo, y la oposición, claro está, opinaba, sugería y planteaba iniciativas con la finalidad de mejorar y conducir este país por el mejor camino. Pues bueno señores, esto ya no es así. El Sr. Zapatero ha preferido desviar la atención y centrar sus intervenciones en demostrar que lo que mejor sabe hacer es oposición de la oposición. Cuando no se tienen argumentos se recurre a lo de siempre, criticas al PP, pero incluso remontándose hasta la antigua Alianza Popular del año 79, Irak y cómo no la guerra civil y la dictadura franquista. Nada del estado de la nación y nada del futuro de la misma. A Zapatero le importa un pimiento la Nación. Lo que verdaderamente le importa es mantenerse en el gobierno y que el PP no vuelva a gobernar, y si para ello hace falta masacrar todo lo que huela a Aznar lo hace. Lo dicho, ni presente ni futuro; el Sr. Zapatero se ha especializado en el pasado.
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